Cuando la tragedia golpea, escuchamos que la gente dice, o quizá nosotros mismos: “No entiendo esto. No tiene sentido”. Bueno, hay una buena razón para que no lo entendamos: no es comprensible. Si pudiéramos entenderlo, si tuviera sentido, si pudiera caber en un plan racional y lógico, no sería ese mal; no sería tan trágico porque tendría un propósito racional. Cuán vital es que recordemos que el mal, como el pecado, a menudo no puede ser explicado. Sin embargo, lo que tenemos es la realidad de la Cruz, que nos muestra el amor y la bondad de Dios a pesar del mal inexplicable causado por el pecado.
Preguntas Para Dialogar:
Medita en la idea de que el mal y el sufrimiento no tienen sentido, que no tienen una explicación buena ni racional. ¿Por qué es mejor que sea así? Piensa en ello. Una horrible tragedia nos golpea: por ejemplo, un niño muere de una enfermedad terrible después de años de sufrimiento. ¿Queremos realmente creer que hay una buena y lógica razón para esto? ¿No es mejor atribuirlo al mal de vivir en un mundo caído? Analiza en la clase.
Piensa en el ministerio profético de Elena de White. ¿De qué modos algunos de nosotros podemos ser culpables de tener hacia ella una actitud similar a la que el pueblo tuvo hacia Jeremías en su tiempo?
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