Lee Para el Estudio de esta Semana: Jueces 2:1-5; 1 Reyes 12:26-31; 2 Crónicas 33:9, 10; Jeremías 2:1-28; 5:2, 3.
Para Memorizar: “Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová” (Jer. 2:3).
Si hay una palabra que describe la condición humana desde la Caída, es “crisis”; sacarnos de ella costó la muerte de Jesús en la cruz. La crisis debe ser sumamente mala; después de todo, considera las medidas extremas requeridas para solucionarla.
Por toda la Biblia, aparecen incidentes que suceden ante el telón de fondo de una u otra crisis. La situación en el tiempo de Jeremías y su ministerio no fue diferente.
El pueblo de Dios afrontaba muchos desafíos, tanto desde adentro como desde afuera. Lamentablemente, a pesar de la terrible amenaza militar de poderes extranjeros, en muchos sentidos la crisis provino desde adentro. “Adentro” significa no solo un liderazgo y un sacerdocio corruptos, lo que ya es bastante malo; “adentro” también se refiere al pueblo cuyos corazones se habían endurecido tanto y dañado tanto por el pecado y la apostasía, que rehusaban prestar atención a las advertencias que Dios les enviaba, anunciándoles que podrían evitar el desastre.
El pecado ya es suficientemente malo, pero cuando uno rehúsa apartarse de él, ¡eso es crisis!
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